Rosatom está comprometida a compartir sus tecnologías con países amigos, proporcionándoles soluciones energéticas y tecnológicas para adoptar un nuevo paradigma económico y mejorar la calidad de vida. Los socios de la Corporación Nuclear rusa se benefician de estas ventajas, incluso durante la construcción de centrales nucleares. Estos temas, junto con las perspectivas de las tecnologías nucleares rusas en el espacio, se debatieron en la Semana Rusa de la Energía (REW), foro internacional celebrado en Moscú, del 15 al 17 de octubre.
Rosatom posee alrededor del 90 % del mercado mundial de nuevas construcciones nucleares. Hay 110 reactores de diseño ruso construidos en todo el mundo. “Rusia es el único país del mundo con competencias en toda la cadena de la energía nuclear. Cuando construimos nuevas instalaciones en el extranjero, no nos limitamos a construir centrales eléctricas, sino que, junto con nuestros socios, creamos el futuro del sector energético y las industrias relacionadas, estableciendo una base sólida para el desarrollo del personal, la ciencia y la tecnología a escala nacional. Estos son los principios que seguimos cuando construimos centrales nucleares en Egipto, Bangladesh y Turquía. Tenemos la intención de profundizar la cooperación nuclear con los países del Sur Global y dentro del BRICS”, declaró el Presidente ruso Vladimir Putin en el Foro REW.
Lo que garantiza la posición inigualable de Rosatom en el mercado mundial es la completa autosuficiencia de la industria nuclear rusa. “Ninguna otra empresa reúne todas las competencias necesarias, desde la exploración y la extracción de uranio hasta el desmantelamiento y los proyectos medioambientales”, declaró el Director General de Rosatom, Alexey Likhachev, en la sesión plenaria.
Los ingenieros nucleares rusos llevan compartiendo tecnologías nucleares desde los inicios de la industria, construyendo reactores de investigación y de potencia en todo el mundo.
“Compartir tecnologías con los países que se esfuerzan por construir un futuro próspero está en nuestro ADN”, subrayó Alexey Likhachev.
En la actualidad, Rosatom está construyendo 24 reactores de potencia, ha obtenido un contrato para una central de dos reactores en Kazajistán y ha acordado ampliar el proyecto nuclear de Uzbekistán, con la construcción de dos reactores grandes y dos pequeños en lugar de seis reactores modulares pequeños. Bielorrusia ha manifestado su intención de construir un tercer reactor grande; se ha firmado una hoja de ruta para la construcción de nuevas centrales nucleares con Etiopía y las negociaciones con otros países se encuentran en su fase final.
Dos reactores de la central nuclear bielorrusa suministran al país energía limpia, que se utiliza, entre otras cosas, para la electromovilidad y la calefacción. Estos sistemas, desde la generación hasta el motor y la caldera, son totalmente libres de carbono. Hay 41.000 vehículos eléctricos en el país y se prevé que la cifra alcance los 50.000 a finales de este año.
En Bielorrusia, los edificios de apartamentos recién construidos y las viviendas unifamiliares se están adaptando a la calefacción eléctrica. BelEnergo, que suministra calefacción y electricidad a las principales ciudades del país, ha instalado calderas eléctricas con una capacidad total de 916 MW.
El país no se detiene ahí, sino que trabaja en la digitalización, las tecnologías aditivas, la medicina nuclear, los sistemas de almacenamiento de energía y mucho más en cooperación con Rosatom. ”Quienes utilizan la energía nuclear tienen la oportunidad de reforzar su seguridad energética y también de crear las condiciones para mejorar la calidad y el confort de vida de su población. Me atrevería a decir que la energía nuclear es un motor de progreso. Y quienes disponen de energía nuclear siempre estarán un paso por delante”, afirmó el Viceprimer Ministro bielorruso, Viktor Karankevich.
Turquía ya se está beneficiando de su central nuclear de Akkuyu, actualmente en construcción. Según ha declarado el Ministro de Energía y Recursos Naturales de Turquía, Alparslan Bayraktar, el contenido local — es decir, la participación de bienes y servicios proporcionados por empresas turcas — supera el 50%. “Esto nos ayudará a construir la segunda y la tercera central nuclear, o incluso centrales fuera de Turquía. Quizás nuestras empresas puedan participar en el proyecto húngaro o en otros proyectos”, señaló.
La comunidad nuclear mundial se ha fijado el objetivo de triplicar la capacidad nuclear total instalada. Además de financiación y tecnología, necesitamos capital humano para lograrlo, explicó el Ministro. Y esto es lo que tiene Turquía: cientos de estudiantes turcos se han licenciado en ingeniería nuclear en universidades rusas y ya están trabajando en la central nuclear de Akkuyu. “El desarrollo del capital humano es la parte más importante de nuestro programa de energía nuclear”, concluyó el Ministro.
Un ejemplo del impacto positivo de la industria nuclear en la vida de las personas es la historia de Sohyla Aboudeif, de Egipto, beneficiaria de la beca Marie Skłodowska-Curie del OIEA, que también intervino en la REW. Sohyla Aboudeif cursó sus estudios superiores en Rusia y completó sus estudios de posgrado en el Instituto de Física y Tecnología de Moscú. Realizó una pasantía en la central nuclear de Novovoronezh. Sohyla trabaja ahora en la automatización y digitalización de los procesos de fabricación. También participa en actividades de I+D: junto con sus colegas, ha creado una instalación para el procesamiento de plástico mediante radiación ionizante.
Los ponentes de la REW también abordaron cómo las tecnologías nucleares dan forma al futuro. Una de las áreas más interesantes es la exploración espacial. “La energía nuclear es la clave del Sistema Solar. No podemos viajar lejos con motores químicos, y la humanidad estaría condenada a la órbita terrestre baja”, afirmó el cosmonauta Oleg Kononenko en la REW.
Rosatom y la agencia espacial rusa Roscosmos están trabajando en la construcción de una central nuclear lunar. Es necesaria para vivir, trabajar, realizar experimentos, extraer hielo de agua de los cráteres polares, producir oxígeno e hidrógeno para el combustible de los cohetes y alimentar los sistemas de comunicación a láser. La perspectiva a largo plazo incluye reactores nucleares para alimentar los sistemas de soporte vital de las colonias extraterrestres.
“Nos inspira la tarea de crear una central nuclear en la Luna. La humanidad nunca antes ha resuelto tareas de este tipo. Pero están esbozadas en el proyecto espacial nacional, por lo que simplemente estamos obligados a resolverlas”, concluyó Alexey Likhachev.
