Enriquecimiento físico y cultural
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#288abril 2025

Enriquecimiento físico y cultural

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Rosatom firmó un acuerdo con la empresa estatal INB (Indústrias Nucleares do Brasil) para prestar servicios de conversión y enriquecimiento de uranio extraído en Brasil.

Además, Rosatom participa activamente en la vida cultural de Brasil: la Escuela de Ballet Ruso de Joinville, que la Corporación Estatal apoya desde 2018, celebró recientemente su 25 aniversario.

Licitación para el enriquecimiento de uranio brasileño

En la licitación participaron las principales compañías internacionales, entre ellas China Nuclear Energy Industry Corp (CNEIC). Sin embargo, las autoridades brasileñas consideraron que la oferta de Rosatom era la más atractiva. Como resultado, se firmó un acuerdo por el cual empresas rusas prestarán servicios de conversión y enriquecimiento de uranio extraído en Brasil. El valor del contrato asciende a aproximadamente 40 millones de dólares.

Este contrato representa una etapa clave en la implementación del programa nacional para el desarrollo de la energía nuclear, recientemente adoptado por Brasil. El país ocupa el séptimo lugar en el mundo en reservas de uranio y posee un enorme potencial para situarse entre los tres principales productores mundiales.

Actualmente, Rosatom suministra a Brasil producto de uranio enriquecido, a partir del cual se fabrica el combustible para la central nuclear Angra. El nuevo contrato abre oportunidades para ampliar aún más la cooperación, incluyendo el aumento de los volúmenes de suministro de uranio enriquecido.

Ballet ruso al ritmo de samba

Desde hace 25 años funciona en la ciudad brasileña de Joinville la Escuela de Teatro Bolshói, única sede internacional de este famoso teatro ruso. En la gala conmemorativa por el 25º aniversario de la escuela se presentó el ballet “El lago de los cisnes” en una puesta en escena del destacado coreógrafo y padrino del proyecto, Vladimir Vasilyev.

Fundada en el año 2000, la escuela se convirtió desde el inicio no sólo en un proyecto educativo, sino también en parte de un amplio diálogo cultural entre Rusia y Brasil. La formación es gratuita y se imparte según el método Vaganova, el mismo que forjó a las grandes figuras del ballet ruso. Al mismo tiempo, gracias a la participación de profesores y artistas brasileños, el programa está impregnado del temperamento y la energía local.

El Centro Regional de Rosatom para América Latina se ha convertido en los últimos años en un pilar clave para el desarrollo de esta escuela. Desde 2018, cuando se firmó un memorando de cooperación, Rosatom colabora activamente en la realización de proyectos orientados a apoyar a jóvenes talentos, desarrollar infraestructura y promover el ballet clásico como patrimonio cultural de Rusia en el extranjero.

“Estamos orgullosos de poder contribuir al desarrollo de esta escuela única, que une las culturas de nuestros países”, señala Ivan Dybov, Director del Centro Regional de Rosatom en América Latina. “Nuestro apoyo está dirigido a mantener un alto nivel de enseñanza y a crear nuevas oportunidades para los jóvenes artistas”.

A lo largo de su existencia, la escuela ha formado a cientos de bailarines, que hoy actúan en 27 países de los cinco continentes.

La escuela también tiene una misión social muy importante. En estos años, ha abierto sus puertas a cientos de niños provenientes de familias de bajos ingresos. Con el apoyo de Rosatom, por ejemplo, se llevó a cabo un programa de selección de niños de las favelas de Río de Janeiro, incluyendo la emblemática “Cidade de Deus” (Ciudad de Dios). Quienes superaron la selección recibieron becas y la oportunidad de cambiar su vida gracias al ballet.

En el marco de los preparativos para el 250º aniversario del Teatro Bolshói, que se celebrará en 2026, la historia de esta escuela en Brasil adquiere un significado especial.
Como señala el Director de la escuela, Pavel Kazarian: “Cuando un objetivo común apasiona a ambas partes más que cualquier otra cosa, incluso las diferencias culturales dejan de ser barreras y se convierten en peldaños hacia una meta compartida”. Este principio, según él, está en la base del trabajo diario del equipo internacional de la escuela, y ayuda a mantener el equilibrio entre la tradición y la identidad local. La participación de Rosatom en este proyecto no es una formalidad, sino una elección consciente. Porque la verdadera fuerza no reside solo en la tecnología, sino también en la capacidad de compartir el patrimonio cultural y apoyar a quienes apenas dan sus primeros pasos sobre el escenario.